23.2.06

Buenos Aires, los Trasplantados




Te deshidrataste el primer día. Comprendimos que tu suplemento alimenticio sería una buena dosis diaria de Gatorade.
El viaje, la estadía, fueron intensos.
Juntos los tres, aprendiendo a tratarnos, a reconocernos bajo ese sol infernal.
Caminando por largas horas, descansando a intervalos cortos, y retomando la marcha ansiosa entre librerías, cafés, elefantes y tus queridos gatos del Botánico.
Te rebelaste a ratos. Nosotros también.
Nos acompañamos. Y volvimos a mirarnos. Los tres.
Guardo los mejores momentos, tu asombro ante los animales, tu descanso merecido en la cama del hotel, tu papá contigo en un baño de espumas; tú mostrándole a los gatos tu foto sobre un caballo: "éste, papá... éste, mamá... éste, Iene..."; tu sonrisa satisfecha, al mirarnos, acostados a cada lado tuyo.
Llegaste alegre. Corrías de un rincón a otro del departamento, enérgica.Ávida por contarle a todos tus descubrimientos.
Te hablo del jardín, y me dices "no".
Sólo quieres saber de Pumas y Chitas.



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