Me lo esperaba. Todos hablaban de una segunda vuelta. Reñida o no, todos sabíamos que la pelea iba a ser el 15 de enero.
Pero igual, en el fondo, esperaba un voto arrasante por Bachelet. Sabiendo que no es una contrincante política de peso, que no se maneja con un buen discurso, y reconociendo que mi voto por ella es más afectivo, esperaba que ganara.
Asumo mi negligencia activista. No he participado de ninguna campaña electoral de manera convencida. Y creo que deberé revertir esta falta de impulsos cívicos. Me uno formalmente a la campaña de Bachelet.
Porque no quiero que gane la derecha, democrática o fundamentalista, no quiero devolverle el poder a cómplices de Pinochet. Piñera no es un recién llegado al mundo de la política, no es el empresario que emerge del mundo privado a traer la buena nueva a Chile, con sus fórmulas exitosas y su tan manoseado humanismo cristiano. Piñera calló los asesinatos y la represión , y deberá enfrentar ese pasado, tal como fue obligado Francisco Javier Cuadra. Piñera sacó provecho de las regalías económicas de la dictadura, y votó por el No por las mismas razones económicas. Un régimen opresor no era un escenario estable para sus inversiones.
Espero que este tema salga en la nueva campaña, esa es la marca que diferencia a los dos candidatos.
Espero que quienes votaron por Hirsch comprendan que no es lo mismo Piñera (con UDI incluida) que Bachelet.
Espero que quienes creemos en la libertad de expresión, en la inclusión de minorías, en el divorcio, en el aborto, participemos y apoyemos a Bachelet. Para no tener a Lavín de Ministro del Interior, a Lily Pérez en Educación, a la Regalona en el Sernam, a Bombal en la cancillería y al Negro en Cultura. No nos confundamos.
Pero igual, en el fondo, esperaba un voto arrasante por Bachelet. Sabiendo que no es una contrincante política de peso, que no se maneja con un buen discurso, y reconociendo que mi voto por ella es más afectivo, esperaba que ganara.
Asumo mi negligencia activista. No he participado de ninguna campaña electoral de manera convencida. Y creo que deberé revertir esta falta de impulsos cívicos. Me uno formalmente a la campaña de Bachelet.
Porque no quiero que gane la derecha, democrática o fundamentalista, no quiero devolverle el poder a cómplices de Pinochet. Piñera no es un recién llegado al mundo de la política, no es el empresario que emerge del mundo privado a traer la buena nueva a Chile, con sus fórmulas exitosas y su tan manoseado humanismo cristiano. Piñera calló los asesinatos y la represión , y deberá enfrentar ese pasado, tal como fue obligado Francisco Javier Cuadra. Piñera sacó provecho de las regalías económicas de la dictadura, y votó por el No por las mismas razones económicas. Un régimen opresor no era un escenario estable para sus inversiones.
Espero que este tema salga en la nueva campaña, esa es la marca que diferencia a los dos candidatos.
Espero que quienes votaron por Hirsch comprendan que no es lo mismo Piñera (con UDI incluida) que Bachelet.
Espero que quienes creemos en la libertad de expresión, en la inclusión de minorías, en el divorcio, en el aborto, participemos y apoyemos a Bachelet. Para no tener a Lavín de Ministro del Interior, a Lily Pérez en Educación, a la Regalona en el Sernam, a Bombal en la cancillería y al Negro en Cultura. No nos confundamos.
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